Nuevo golpe de la insurgencia iraquí contra las fuerzas de seguridad gubernamentales cuando quedan pocos días para que asuman la plena responsabilidad de las operaciones de combate. Al menos 64 personas murieron ayer en una decena de ataques coordinados en ocho provincias de Irak. El Gobierno de Irak, presidido por el primer ministro en funciones Nuri al Maliki, culpó de la ola de violencia a "Al Qaeda y a sus aliados del Baaz".

El atentado más mortífero se registró en la ciudad de Al Kut, capital de la provincia de Wasit, a 180 kilómetros al sur de Bagdad, donde al menos 23 personas fallecieron y otras 60 resultaron heridas en un ataque suicida contra la comisaría central de la ciudad. Un kamikaze empotró un coche bomba en las dependencias policiales.

En un ataque similar, perpetrado contra otra comisaría ubicada en un barrio en el noreste de Bagdad, al menos 15 personas perdieron la vida y otras 58 resultaron heridas.

El jefe del Gobierno en funciones, en un comunicado, destacó que los atentados quieren "minar la confianza de la población en los cuerpos de seguridad que se preparan para asumir la responsabilidad después de que se cumpla el acuerdo de retirada de las tropas estadounidenses de combate a finales de mes".