La yihad ya no es cosa solo de hombres. El empleo de mujeres como terroristas suicidas en Irak y la exigencia hecha por decenas de islamistas vía internet para que Aymán al Zauahiri, número dos de Al Qaeda, las autorice a cometer atentados kamikazes muestran una creciente implicación femenina en la guerra santa de Osama bin Laden.

Prueba de esa voluntad de tener más protagonismo en la yihad global es la airada reacción de decenas de musulmanas a la respuesta de Aymán al Zauahiri, número dos de Al Qaeda, a una joven que vía internet le preguntó si una mujer podía cometer un ataque suicida. Zauahiri dijo que en Al Qaeda "no hay mujeres" y que lo mejor que pueden hacer por la yihad es "cuidar las casas y los hijos" de los muyahidines y estar "a su servicio". Además, les prohibió viajar a lugares de conflicto sin acompañante masculino.

"EL JEQUE ME HIRIO" La reacción en internet de las partidarias de la yihad no se hizo esperar, y arremetieron con inusual dureza contra el número dos de Al Qaeda. Una internauta, con el alias Compañera de las armas , clamó: "Cuántas veces he deseado ser un hombre. Cuando Zauahiri dijo que en Al Qaeda no hay mujeres me hirió. Sentí que mi corazón estaba a punto de explotar". Otra yihadista dijo que las palabras de Zauahiri le "abrieron todas las heridas" y pidió a Dios que "libere a las mujeres" para participar en la yihad . Mientras, la internauta Um Faruk clamaba en un foro que "la yihad no es solo cosa de hombres".

Esa implicación femenina es ya una realidad en Irak. "Cada vez que se te acerca una mujer, te preguntas si va a explotar", confiesa un soldado de EEUU en Diyala. Su temor tiene sentido. En lo que va de año, 25 mujeres han cometido atentados suicidas en Irak --las cuatro últimas, el pasado lunes--. En todo el 2007 solo se tuvo constancia de siete.

EEUU admite ya que el terrorismo perpetrado por mujeres es la nueva táctica en Irak de Al Qaeda, que lleva a cabo un meticuloso reclutamiento femenino.

DESESPERADAS Los terroristas buscan a mujeres desesperadas o que quieran vengarse de los invasores. Según el capitán Kevin Ryan, comandante de la base estadounidense de Baquba, "la mayoría han perdido a sus maridos, padres, hijos o hermanos en la lucha". Otras, viudas en la miseria, aceptan suicidarse por dinero para sus familias.