El magnate Sebastián Piñera durmió ayer tres horas. El día se le fue en festejos. Y aunque la Concertación Democrática (CD, en el poder desde 1990), llamó a "frenar el avance del poder del dinero", el líder de la alianza de derecha consideró que el 44% de los votos obtenidos en la primera vuelta de las presidenciales chilenas es un veredicto inapelable. "Tuvimos un triunfo gigantesco y hemos roto el estereotipo de que solo nos votan los ricos", dijo a la prensa extranjera.

Chile constataba ayer, entre la euforia de unos y cierta perplejidad de otros, una consecuencia de los comicios: un 55% de la sociedad se inclinó por opciones de centroizquierda e izquierda: Eduardo Frei (oficialista) cosechó un 29,6%, Marco Enríquez-Ominami, el joven díscolo de la CD, logró el 20,3% y Jorge Arrate (Partido Comunista y sus aliados), el 6,21%. Sin embargo, todo parece indicar que los 14 puntos que separan a Piñera de Frei serán difíciles de remontar.

En la noche del domingo, cuando el Gobierno estaba dando los últimos datos electorales, el nerviosismo se apoderó del comité de campaña de Frei. Por los pasillos del Hotel Plaza San Francisco se veían caras de velorio.

La ministra Carolina Tohá, hija de otra víctima de la dictadura de Augusto Pinochet, se puso al frente de la estrategia electoral que busca el milagro de prolongar la permanencia de la coalición de democristianos y socialistas en La Moneda. Tohá insistió en los peligros si Piñera, con una fortuna de más de 1.000 millones de euros, y acciones en Chilevisión, las aerolíneas LAN Chile y Colo-Colo, el principal club de fútbol del país, se hace cargo de los asuntos del Estado.

No sin dramatismo, dijo que el 17 de enero, en la segunda vuelta, "la ciudadanía deberá decidir si quiere más oportunidades y justicia social" o tomar "el rumbo incierto" de los negocios "mal relacionados con la política". Piñera opina que el hecho de ser un hombre de éxito no está mal visto por los chilenos, y por eso lo han preferido.

La presidenta, Michelle Bachelet, también exhibió en su rostro los efectos del resultado y recordó a la oposición los perjuicios de festejar antes de tiempo. "La elección no está definida", dijo. La CD tiene una única esperanza: que la mayoría de los votos de Enríquez-Ominami se inclinen el 17 de enero por Frei.