Los más negros presagios se abatían ayer sobre la incipiente democracia mexicana, mientras los seguidores del alcalde de la capital, Andrés Manuel López Obrador --conocido por las siglas AMLO--, se disponían a traducir en protesta su indignación, después de que la noche anterior la Cámara de Diputados retirara el fuero al popular dirigente para que sea juzgado por desacato y apartado así de la carrera presidencial. Como otros intelectuales, el escritor Carlos Fuentes señaló que "el desafuero abre interrogantes sobre la democracia, el sistema judicial y el proceso electoral para el 2006".

Como dijo el senador Demetrio Sodi, "ahora sí la guerra partidista será a muerte". El izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) --que sólo logró 127 votos en la Cámara, frente a los 360 del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN) que condenaron al alcalde-- hizo valer, de entrada, su mayoría en el Parlamento local del Distrito Federal. Ayer, esta asamblea aprobó ser la única facultada para retirar el fuero a los funcionarios, por lo que rechazó el dictamen de los diputados federales.

CONFUSION LEGAL La confusión persistía entre los propios miembros del Congreso, donde los legisladores del PRD aseguraron que López Obrador se mantendrá en el cargo hasta que un juez lo procese, lo que podría ocurrir en los próximos días, mientras que diputados del PRI dijeron que ya no era alcalde.

El PRD de López Obrador calificó de "irregular e injusta" la decisión de la Cámara de Diputados y la atribuyó a un pacto entre el presidente, Vicente Fox, y los líderes del PRI, el mayor de la oposición y en el que aún medra el expresidente Carlos Salinas.

El ministro de Gobernación, Santiago Creel y probable candidato presidencial del PAN en las elecciones del 2006, aseguró que México "está en paz y trabajando, porque es un país de instituciones y de leyes".

RESULTADO EN LAS URNAS Pero la mayoría de intelectuales y analistas mexicanos, favorables o contrarios a AMLO, se inclinaban a pensar que el futuro del alcalde "se hubiera tenido que decidir en las urnas" y que "apartarlo por una nimiedad" supone "un atropello a la democracia" y, como recalcó el historiador Enrique Krauze, "un retroceso en la historia de México".

El pulso apenas ha comenzado y muchos vislumbran una lucha política de grandes proporciones. Como Sodi, quien se muestra "seguro de que la lucha política puede llegar pronto a extremos no vividos hace muchos años y que van a afectar la estabilidad del país".