¿Corrupción o estrategia? Nadie en Irak ni en EEUU puede contestar a la pregunta tras la revelación de que 300 millones de dólares (230 millones de euros) en efectivo desaparecieron a principios de este mes del Banco Central Iraquí y fueron llevados en un vuelo chárter a Líbano, supuestamente para comprar armas para el Ejército iraquí, a través de traficantes. El misterio rodea la operación, hecha pública ayer por The New York Times , que ha originado un cruce de acusaciones de corrupción entre el ministro de Defensa iraquí, Hazim al Shalán, y el político caído en desgracia Ahmed Chalabi.

Según Mishal Sarraf, ayudante de Shalán, la operación la aprobaron 4 de los 33 miembros del Gobierno interino pero no se informó a todo el Gabinete por la urgencia de la lucha contra la insurgencia. No se sabe si el dinero era iraquí, estadounidense o de ambos, ni quién era el vendedor.

Sin embargo, Chalabi ha cuestionado la operación y en una entrevista con una TV árabe acusó a Shalán de corrupción por haber sacado los dólares en efectivo del país e insinuó que el dinero no se iba a usar para comprar armas. En respuesta, Shalán dijo ayer en una entrevista con otra televisión árabe que iba a ordenar el arresto y la entrega a Interpol de Chalabi, condenado en Jordania por estafa y fraude bancario.