El panorama iraquí sigue instalado en el peor escenario: la incapacidad del nuevo Gobierno de asumir unas mínimas tareas propias de tal nombre, empezando por la seguridad. No es sólo que el número de víctimas es alto, lo inverosímil sería un día sin ellas. La visita de Powell y sus declaraciones sobre que los insurrectos estarían en las últimas, son surrealistas. Algunos gobiernos negocian directamente con los secuestradores de sus ciudadanos, con el objetivo de librarles de la muerte. La OTAN se resiste a implicarse. Hace mucho que no se oye de Rumsfeld, Cheney, Wolfowitz y Rice. Hace un año ese selecto club no esperaba que su "Irak como oportunidad de negocio" acabara así.

*Catedrático de Ciencia Política.