La publicación de las joyas de la familia ha generado en la sociedad estadounidense curiosidad, cierta decepción por los fragmentos que aún permanecen ocultos y una pregunta: ¿sigue la agencia cometiendo ilegalidades ahora como admite que hizo en los 60 y los 70? Un caso, el del desertor Yuri Ivanovich Nosenko, contiene elementos --cárceles secretas, torturas...-- que están muy de actualidad y siguen estando relacionados con la agencia de espionaje de EEUU.

"Yuri Ivanovich Nosenko, un oficial del KGB, desertó y se entregó a un representante de esta agencia en Ginebra, Suiza, el 4 de febrero de 1964". Fue durante una conferencia internacional sobre desarme que Nosenko contactó con la CIA. La noche antes de su previsto regreso a Moscú, Nosenko dijo a sus compañeros que se iba a cenar a un restaurante. La siguiente vez que lo vieron fue en Washington, donde las autoridades estadounidenses permitieron un encuentro con representantes suizos y soviéticos en el que Nosenko expresó su deseo de no regresar a la URSS. Duro golpe para Moscú.

Muy valioso

Y es que Nosenko era muy valioso. Según declaró a la CIA, tenía información sobre la red soviética en Occidente y efectuó dos revelaciones dramáticas: que conocía el dosier del KGB sobre Lee Harvey Oswald (de cuando el asesino de Kennedy estuvo en la URSS) y que sabía que Anatoli Mijailovich Golitsin --un alto funcionario del KGB que había desertado previamente-- era un agente doble. Golitsin fue el que convenció a la CIA de que había un topo entre sus filas, llamado K, lo que originó una estéril caza de brujas en la agencia.

Pero Nosenko no sabía que iba a ser el desertor más desafortunado de la guerra fría. El poderoso jefe de contraespionaje de la CIA, James Jesus Angleton, no le creyó. Nosenko fue enviado a una casa en Maryland el 4 de abril de 1964. Allí estuvo confinado, bajo interrogatorio, hasta el 13 de agosto de 1965, "cuando fue trasladado a una cárcel entre comillas en el documento original especialmente construida en una zona remota". El informe añade: "Después de un largo periodo de hostil interrogatorio, fue incapaz de probar sus puntos de vista y fue confinado en un intento de convencerle para que confesara entre comillas".

El informe no detalla cómo intentaron convencer a Nosenko. Sí lo hace el libro La búsqueda secreta de traidores que sacudió la CIA , de David Wise: fue confinado durante tres años en una habitación sin ventanas, con solo una cama, una silla y un lavabo. Los interrogatorios incluyeron técnicas de desorientación, como cambiar la hora del reloj, mantener la luz siempre encendida, apagar la calefacción u ordenar a los guardias que no le hablaran. Nosenko solo vestía ropa militar. Se desconoce si era de color naranja, pero sí se sabe que Nosenko no cambió nunca su historia: él era un desertor pata negra, Golitsin era un agente doble y el KGB no jugó ningún papel en el asesinato de Kennedy.

Finalmente, el 27 de octubre de 1967 el director de la CIA consideró que era suficiente. La CIA se disculpó, le pagó una indemnización y lo contrató como asesor."Ha acabado siendo el desertor más valioso que la agencia ha tenido", reza el informe, que detalla que a Nosenko se le proporcionó una nueva identidad, que se casó con una estadounidense y que acabó siendo "feliz". "Aún lamentando mi encarcelamiento, no guardo rencor y entiendo cómo pudo suceder", dice el informe que dijo Nosenko, el desertor desafortunado.