El escritor alemán nacido en Turquía Dogan Akhanli ha sido detenido esta mañana en Granada a través de una orden de arresto internacional de la Interpol a petición del Gobierno de Turquía.

Es el segundo caso en menos de un mes: Hamza Yalçin, escritor sueco de origen kurdo, fue detenido hace 10 días en Barcelona también por orden de la Interpol. A este último se le acusa de haber insultado al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en un artículo publicado en la revista ‘Focus’. Además, Ankara también le responsabiliza de estar vinculado con un grupo de ultraizquierda, catalogado por la Administración turca como «terrorista». Yalçin, de momento, sigue en Barcelona detenido, a la espera de que la Audiencia Nacional y el Gobierno español decidan si le extraditan o no a Turquía. La defensa de Yalçin se opone alegando, entre otros aspectos, la "vulneración sistemática de los derechos humanos" por parte del Estado turco.

EXPRISIONERO POLÍTICO

En el caso de Akhanli, sin embargo, la policía española aún no ha informado del por qué del arresto. Este escritor huyó de Turquía en 1991, cuando se instaló en Alemania: después del golpe de estado de 1980, Akhanli pasó a la clandestinidad, y, desde 1985 hasta 1987, fue prisionero político en una cárcel militar turca. En el 2010, el escritor volvió a Turquía para visitar a su padre enfermo y fue detenido durante unos meses por una supuesta participación en un robo y un asesinato.

Más tarde, no obstante, Akhali fue absuelto de los cargos; aunque tres años después —en el 2013— se reabriría el caso y las autoridades turcas pedirían, de nuevo, su detención.

Entre otros muchos temas, Ankhali, miembro de la asociación internacional de escritores PEN, ha escrito sobre la cuestión armenia en Turquía, un tema que aún hoy genera muchos problemas en el país.

Su abogado, que ha explicado que la embajada alemana en España ya está informada y que está intentando contactar con el escritor y con la justicia española para liberar al detenido, ha dicho este sábado que considera esta detención una jugada de Erdogan: «Es un intento de mover su poder fuera de las fronteras de su país, y de actuar en contra de las voces críticas en todo el mundo. Esto es claramente un abuso de la ley».

MÁS PROBLEMAS CON ALEMANIA

La detención de Ankhali supondrá otro capítulo más en las muy deterioradas relaciones que el Gobierno de Ankara tiene con el de Berlín. Tras la polémica el pasado abril por la prohibición en Alemania y Holanda de mítines de figuras prominentes próximas a Erdogan en la campaña del referéndum constitucional -lo que Ankara calificó de "injerencia"-, Erdogan hizo este viernes unas declaraciones en las que pedía a los ciudadanos alemanes de origen turco con derecho a voto —suman algo más de un millón— que no voten ni a CDU de la canciller Angela Merkel, al socialdemócrata SPD ni a Los Verdes para dar «una lección a los partidos que están en contra de Turquía».

«Dad vuestro apoyo a partidos no son hostiles con nuestro país. No importa sin son el primero o el segundo partido; votad por ellos. Esto es una lucha de honor», dijo el presidente turco. Ankara acusa a Berlín de tolerar la presencia en su territorio de implicados en el golpe de estado fallido del 2016 y de "terroristas" kurdos.

Ante estas palabras, la respuesta alemana no se hizo esperar: «No toleraremos ningún tipo de interferencia», aseguró Merkel durante un acto electoral en la ciudad de Hedford. Mientras, su ministro de Exteriores, Sigmar Gabriel, dijo que las declaraciones de Erdogan eran «una injerencia sin precedentes».