Giampaolo Tarantini, el industrial del sector de la sanidad investigado por supuesto apaño de contratas públicas y por ser el proveedor de chicas para las fiestas de Silvio Berlusconi, fue detenido ayer en el aeropuerto de Bari. El arresto, ordenado por la fiscalía de la ciudad, es por tráfico de drogas, para que no huya y por la sospecha de una "fuerte contaminación de las pruebas", según dijo el fiscal jefe, Antonio Laudati. La pasada semana Tarantini, también investigado por presunta inducción a la prostitución, había dicho públicamente que temía por su vida.

La acusación de proxenetismo se refiere a la provisión de mujeres para las fiestas del primer ministro. Algunas de ellas han declarado en interrogatorios oficiales que recibieron 1.000 euros por quedarse a pasar la noche en las mansiones del político. La fiscalía de Bari se dispone a interrogar en los próximos días a 31 huéspedes supuestamente pagadas, seis de ellas con permanencia nocturna en la casa.

El arresto se inscribe en un sumario mucho más amplio, que se disparó cuando en la pasada primavera los magistrados descubrieron un enredo político ecuménico, con conservadores y progresistas, que tenía como objetivo la adjudicación de contratas públicas en el sector sanitario. Se investiga a 32 personas, entre las que hay empresarios, funcionarios, parlamentarios y altos cargos de hospitales.

OTOÑO CALIENTE Mientras, el sindicato nacional de los periodistas (FNSI) ha aplazado dos semanas la manifestación prevista para hoy contra la represión de la prensa en Italia, en duelo por los seis soldados muertos el jueves en un atentado en Afganistán. La nueva fecha debería coincidir aproximadamente con la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la constitucionalidad de un decreto que introdujo la pasada primavera la suspensión, mientras ejerzan, de los procesos a los primeros cuatro cargos del Estado.