"¡Ya era hora!", exclamó ayer el presidente venezolano, Hugo Chávez, al celebrar que la policía detuvo al presidente de la patronal Fedecámaras, Carlos Fernández, uno de los dirigentes de la reciente huelga general de más de dos meses. A instancias de la Fiscalía General, un juez caraqueño ordenó también la detención del presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Carlos Ortega, quien pasó "a la clandestinidad" y afirmó: "Esto es sólo el inicio de una escalada del Gobierno para liquidar a los dirigentes opositores".

Fernández y Ortega afrontan cargos de "rebelión civil, traición a la patria, instigación a delinquir y devastación". El secretario general de la CTV, Manuel Cova, convocó para hoy una manifestación hasta la fiscalía y habló de un "posible paro de 24 horas como respuesta contundente a la arremetida del régimen".