Uno a cero, de momento. Si el diario de la familia Berlusconi, Il Giornale, apuntaba a cortar la cabeza de Dino Boffo, director de Avvenire, diario de los obispos italianos que ha criticado moderadamente la conducta privada de Silvio Berlusconi, lo ha conseguido. Boffo dimitió ayer de "manera irrevocable" después de dos tentativas presentadas durante los siete días que han durado los cañonazos de Il Giornale. "No puedo seguir aceptando una guerra en mi nombre", dice Boffo en una carta dirigida al cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), que ha respondido "deplorando la decisión" y "renovándole el constante aprecio hacia su persona, objeto de un incalificable ataque mediático".

Como en El Quijote, Berlusconi "ha topado con la Iglesia", uno de los poderes fácticos del país. Algo que no le había sucedido a ningún Gobierno italiano desde antes de Benito Mussolini. Benedicto XVI había llamado personalmente el lunes al cardenal Bagnasco para "tener informaciones directas sobre la situación actual". El gesto fue interpretado como un "cierren filas" del Vaticano con los obispos del país, preocupados por el malestar de los católicos de a pie, y como un alto a la descompuesta ofensiva de los cercanos a Berlusconi.

En medio, Boffo publicó su defensa, desmontando las noticias de Il Giornale, según el cual años atrás había sido condenado por acoso a una mujer para que dejase a su novio, su verdadero supuesto interés. "Repugnante", respondió Bagnasco. Boffo, quien seguramente fue investigado antes de ser nombrado director del diario y de la televisión de la CEI, espetó en un lenguaje no habitual en Avvenire : "Es una trola".

Vittorio Feltri, director de Il Giornale, comentó ayer su aparente victoria. "No hay nada que vencer o perder, sino que alguien debe pagar por los insultos que me han dirigido, incluido el Vaticano", dijo.

La Unión de la Prensa Católica ha denunciado las "intervenciones dirigidas a limitar la autonomía de los periodistas". Mientras, el poderoso sindicato nacional de informadores (FNSI) se manifestará el 19 contra los límites a la libertad de expresión.