Ya hay acuerdo entre Francia y EEUU, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, sobre un proyecto de resolución para detener las hostilidades en el Líbano. Pero ayer, sobre el terreno, nada parecía presagiar un próximo fin de los combates entre Israel y la milicia chií libanesa de Hizbulá.

El país árabe padeció durante la jornada de ayer los bombardeos más intensos desde el inicio de la ofensiva militar, al caer 4.000 obuses israelís sobre el sur libanés. Según los términos de la resolución --cuya votación se prevé para mañana o pasado mañana-- la máxima instancia de la ONU hace un llamamiento al "fin completo de las hostilidades" y se compromete a trabajar en favor de "un alto el fuego permanente para una solución duradera" en la zona.

Experiencias pasadas demuestran que en Oriente Próximo no son las resoluciones las que ponen fin a los combates, sino el cansancio o la percepción en alguno de los dos bandos de haber conseguido sus objetivos militares planteados con anterioridad al inicio de las hostilidades.

Sobre el papel, el borrador permitiría a Israel realizar actividades militares defensivas, ya que en la resolución se pide un "cese inmediato de todos los ataques de Hizbulá y un cese inmediato de todas las operaciones ofensivas de Israel". Los observadores destacan que la palabra "ofensivas" solo se refiere a Israel, lo que se interpreta como un triunfo diplomático de EEUU.

SATISFACCION DE BUSH El presidente de EEUU, George Bush, está "satisfecho" por el acuerdo, pero es escéptico respecto a un rápido cese de la violencia, según un portavoz. En una primera reacción, el Gobierno israelí acogió positivamente el proyecto. Es "muy importante", dijo el ministro israelí de Turismo y portavoz, Yitzhak Herzog.

Pero Hizbulá no aceptará un alto el fuego mientras haya tropas israelís en territorio libanés. "Israel es el agresor; cuando la agresión israelí se detenga, Hizbulá simplemente cesará sus hostilidades bajo condición de que ningún soldado israelí permanezca en territorio libanés", dijo Mohamed Fneish, ministro de Hizbulá en Beirut.

La prueba de que el conflicto no hace más que crecer fueron las octavillas lanzadas por la aviación israelí sobre Sidón para que sus 100.000 habitantes se vayan en previsión de ataques. La justificación: la presencia de lanzaderas de katiuskas en la localidad. "El Ejército atacará en Sidón lanzaderas de misiles, así como oficinas e infraestructura de Hizbulá en general", declaró un portavoz militar israelí.

"ES UNA BROMA" "¿Lanzaderas en Sidón? Es una broma, forma parte de la guerra psicológica; me quedaré aquí y no iré a ningún sitio", declaró Kamal Wehdi, profesor universitario, a Reuters. Las amenazas israelís en octavillas corren el riesgo de generar otro éxodo de libaneses.

Otro ejemplo de que el conflicto no camina hacia su fin fue la operación aerotransportada ayer cerca de Tiro, al sur del país. Al alba, comandos israelís de élite irrumpieron en un edificio cercano a la localidad y entraron en una vivienda de Hizbulá, según fuentes israelís, que hablaron de ocho soldados heridos y siete combatientes chiís muertos, mientras que fuentes libanesas hablaron de cuatro civiles y a un soldado muertos, todos libaneses. Según Hizbulá, un militar israelí perdió la vida en el asalto y los enfrentamientos armados que sucedieron a continuación.

RAIS SIMILAR Un ataque similar tuvo lugar el 2 de agosto en Baalbeck, en el este. Tropas israelís desembarcaron en un hospital vinculado a Hizbulá y en un barrio de la periferia. En otro punto, según los residentes de Baalbeck, los israelís fueron rechazados. Cinco personas, dos de ellas de apellido Nasralá, --el mismo que el del secretario general de Hizbulá-- fueron secuestradas. Al menos 19 personas murieron.

Y mientras en el Líbano arrecian los bombardeos, el norte de Israel sigue recibiendo el impacto de decenas katiuskas, que causaron tres muertos. Unos 11 misiles cayeron sobre Haifa. En este panorama, el subsecretario de Estado estadounidense, David Welch, viajó ayer a Beirut, donde se reunió con el primer ministro libanés, Fuad Siniora.