EN UNA AGITADA reunión en el Departamento de Estado celebrada el martes, con la participación de centenares de diplomáticos y empleados del Servicio Extranjero, estos se rebelaron contra la decisión de la Casa Blanca de enviarles obligatoriamente a trabajar en Irak. "Servir en Irak es una sentencia de muerte en potencia --dijo uno de los diplomáticos--. Cualquier otra embajada en el mundo ya estaría cerrada".