El presidente de EEUU, George Bush, culpó ayer tanto a los leales del derrocado Sadam Husein como a los "terroristas extranjeros" de la creciente oleada de atentados en Irak. Bush también advirtió a los países vecinos de Irak, Irán y Siria, de que vigilen sus fronteras para evitar que se conviertan en un coladero para los activistas.

En una de sus escasas conferencias de prensa, el mandatario norteamericano afirmó que está trabajando con Damasco y Teherán para reforzar sus fronteras con Irak. "Esperamos que las vigilen y que impidan que la gente trate de cruzarlas", indicó.

Bush defendió su política en Irak y afirmó que se están haciendo progresos. "Tenemos la estrategia apropiada", aseguró.