No ha sido la primera --ni será la última-- vez que Berlusconi hace gala de patán con zafios comentarios que ponen de manifiesto su caracter intolerante, xenófobo y autoritario. Sus groseros chistes sexistas escandalizaron al rey Juan Carlos I en una cena privada en Roma, y tras los atentados del 11-S aireó su racismo al proclamar la "superioridad occidental" sobre el islam. Pero esta vez se ha lucido, al acusar al rival izquierdista de sus propios defectos fascistoides. Es grotesco que llame nazis a los que critican su despotismo y luego acuse a la izquierda de tramar ese dislate. Cree el ladrón...