Nuevo día sangriento en Israel. Un kamikaze se inmoló anoche en una calle muy popular en las noches de Jerusalén, causando al menos quince muertos y una cuarentena de heridos. Sólo cuatro horas antes, otro terrorista hizo explotar la carga que llevaba encima en una parada de autobús en los alrededores de Tel-Aviv, provocando su propia muerte y la de otras siete personas, así como una treintena de heridos. Israel acusó al grupo integrista Hamas del atentado de Tel-Aviv, del que consideró "responsable" indirecto al presidente Yasir Arafat.

Los soldados salían de la base militar israelí Tzirifin y esperaban el autobús tras finalizar la jornada de trabajo, cuando llegó el suicida y activó la carga explosiva que llevaba adherida al cuerpo. Los equipos de rescate encontraron el cadáver del terrorista, disfrazado de militar, que la policía investigaba anoche si se trataba de una mujer.

OBJETIVO CUMPLIDO

El terrorista pudo cumplir con su objetivo, a pesar de que Israel estaba en estado de alerta desde el sábado, cuando Hamas prometió venganza tras el intento israelí de matar al líder espiritual de la formación, Ahmed Yasín. El portavoz del grupo en Gaza, Abdelaziz Rantisi, declaró que, "independientemente de quién lo haya perpetrado, se trata de una respuesta natural de los palestinos a los crímenes de Israel".

De nada sirvió tampoco que la Autoridad Nacional Palestina, en plena crisis, condenara el primer ataque y llamara a un alto el fuego para poner fin al ciclo de violencia. En el lugar del atentado, el ministro de la Seguridad Interior israelí, Tzahi Hanegbi, acusó a Arafat de ser "la cúspide de la pirámide terrorista" y advirtió de que Israel seguirá golpeando "a todos los miembros de Hamas".

Para Hanegbi, el designado primer ministro palestino, Ahmed Qorei, "es una marioneta de Arafat, que no luchará contra el terrorismo". Antes del atentado, el ministro de Exteriores israelí, Sylvan Shalom, subrayó: "Su primera medida debe ser tomar la decisión de desmantelar las infraestructuras terroristas", subrayó Shalom en un comunicado.

SIN CONCESIONES

El atentado se produjo justo un día después de que Qorei, alias Abu Alá aceptara el cargo de primer ministro tras la salida de Abu Mazen. Ni la más mínima concesión parece dispuesto a hacer Israel a Abu Alá, que el martes pidió el fin de los asesinatos selectivos. En una de esas operaciones en Hebrón resultaron muertos el jefe militar de Hamas en esa ciudad, otro militante del grupo integrista, y un niño de 11 años que recibió el impacto de un proyectil mientras se encontraba en su casa.

Ahmed Badr, al que Israel responsabilizaba del atentado suicida del pasado 19 de agosto que causó 22 muertos en Jerusalén, y uno de sus lugartenientes resultaron muertos en una larga operación de asedio al edificio de ocho plantas en que se ocultaban, en Hebrón. Thaer Syuri, de 11 años, fue alcanzado en la cabeza por un proyectil disparado por un tanque israelí cuando desde su casa miraba la operación militar. En la franja de Gaza, otro palestino resultó muerto por disparos de un tanque.