Las dos Bolivias velaron ayer sus armas en las calles. Miles de indígenas y representantes de organizaciones sindicales y campesinas desfilaron en La Paz para celebrar el "nacimiento" de la nueva Constitución. Y cuatro de las nueve regiones proclamaron sus autonomías de hecho. El Gobierno de Evo Morales volvió a advertir que Santa Cruz, Beni, Tarija, Pando y tal vez Chuquisaca, transitan el peligroso camino sin retorno del separatismo.

Hay algo más de 1.000 kilómetros entre La Paz, sede del poder central, y Santa Cruz, que aporta más del 30% a la economía boliviana. Ya somos autónomos, rezaban los carteles pegados en la ciudad más "blanca" de un país donde los indígenas representan el 62% de la población.

Miles de cruceños colmaron el Parque Urbano en apoyo a un "estatuto" que buscarán validar a través de una consulta popular. Lo mismo pasó en otras regiones que retan a Morales y al Movimiento al Socialismo (MAS).

EL ESPEJO ESPAÑOL Algunos de los defensores de la autonomía dicen haberse mirado en el espejo del proceso español para diseñar sus alternativas. Pero quieren ir mucho más lejos. Aspiran a contar con mayores atribuciones legislativas y ejecutivas, manejar los impuestos y elaborar sus propias políticas en materia de hidrocarburos, minería y forestación. También buscan controlar la distribución de la tierra, administrar la justicia y el transporte, regular la inmigración y contar con una policía y un régimen electoral propios.

En su editorial del sábado, el diario cruceño El Mundo consideró que la autonomía es una respuesta "al caudillismo bárbaro que pretende llevarnos el autoritarismo indígena".

Morales recibió su Carta Magna "fundacional" en el marco de la Marcha por la Democracia y tras obtener el respaldo de la Organización de Estados Americanos (OEA). La Constitución deberá ser aprobada en un referendo. La Iglesia llamó ayer otra vez a unir al país dividido, pero las dos Bolivias avanzan por separado hacia el precipicio.