La violencia en Irak ya se ha convertido en algo congénito. En un ataque inusual, a plena luz del día, tres proyectiles lanzados contra la sede de la Autoridad Provisional de la Coalición (APC) en el centro de Bagdad mataron ayer a un civil iraquí e hirieron a 11 personas más. Además, un policía murió en un atentado contra una comisaría cerca de Baquba y el Ejército estadounidense informó de que el sábado por la noche dos soldados murieron en Faluya.

La sede de la APC en el antiguo complejo de palacios de Sadam Husein es un habitual objetivo de ataques con cohetes, pero suelen producirse de noche. Sin embargo, ayer eran las 10 de la mañana cuando tres potentes explosiones resonaron en el centro de la capital iraquí. Uno de ellos impactó en el recinto, hiriendo levemente a un soldado estadounidense. Los otros dos cayeron en el barrio de Al Mansur y mataron a un civil.

Mientras en Bagdad la guerrilla mataba a otro civil, en Jalis la víctima fue un policía. Y en Faluya, dos soldados de EEUU murieron y siete resultaron heridos el sábado por la noche.

Precisamente ayer se cumplió un año del bombardeo que hirió a Ibtihal Jassem, una niña sordomuda de 9 años, con el pie derecho casi seccionado, que perdió a siete familiares.