El uso que la Administración de George Bush hizo de los informes de sus servicios de inteligencia está desde ayer aún más en entredicho. El mismo día en que el presidente norteamericano insistía, pese a la falta de pruebas, en acusar a Irak de poseer armas de destrucción masiva y de colaborar con Al Qaeda, The New York Times desveló que Washington hizo caso omiso de un informe de la CIA en que Abu Zubaida, uno de los máximos dirigentes de la red terrorista, negaba vínculos de la organización con Sadam Husein.

Zubaida, detenido en marzo del 2002, confesó que Al Qaeda había estudiado la posibilidad de trabajar con el régimen iraquí, pero que la idea fue rechazada por Osama bin Laden, quien no quería estar en deuda con Sadam. Jalid Sheij Mohamed, el jefe de operaciones de Al Qaeda detenido el 1 de marzo de este año en Pakistán, también negó en otro interrogatorio haber trabajado con los iraquís.

SIGUIERON LAS ACUSACIONES

Aunque el informe con el primer testimonio circuló el año pasado entre los servicios de espionaje, la Administración no hizo públicas las declaraciones y siguió acusando a Irak de colaborar con Al Qaeda y vinculando al país con los atentados del 11-S.

"Esto lleva a la seria cuestión de hasta qué punto (la Administración) intentó alinear los hechos con las conclusiones que quería", declaró desde el anonimato un miembro de los servicios de inteligencia. "A cosas que apuntaban en una dirección se les daba mucho peso y otras cosas fueron descartadas", añadió. Mientras fuentes militares y de inteligencia aseguraban que las declaraciones de detenidos deben mirarse con escepticismo, otras confesaron haber pensado que Washington "sólo hacía público lo que le interesaba".

BUSH SIGUE SIN DAR PRUEBAS

Con la polémica sobre las armas de destrucción masiva aumentando cada día, Bush siguió defendiéndose ayer. "Irak tenía un programa armamentístico. El espionaje durante una década demuestra que lo tenía. Estoy absolutamente convencido de que, con el tiempo, lo descubriremos", dijo en una reunión de su Gabinete, pese a seguir sin tener pruebas. Al ser preguntado sobre si peligra la credibilidad de EEUU, Bush desvió su respuesta: "La credibilidad de este país se basa en nuestro fuerte deseo de hacer el mundo más pacífico, y el mundo es ahora más pacífico después de nuestra decisión".