El primer ministro británico, Tony Blair, utilizó medias verdades, exageró datos y ofreció una visión parcial de la información de que disponía sobre las armas de destrucción masiva de Sadam Husein, con el fin de involucrar al Reino Unido en una guerra contra Irak, según el devastador testimonio que dieron ayer dos de sus exministros.

Durante la comparecencia que ambos realizaron ante el Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento de Westminster, Robin Cook y Clare Short acusaron al primer ministro de haber decidido de antemano la participación en la guerra. El comité, dirigido por el laborista Donald Anderson, está investigando si el Gobierno manipuló la información de los servicios de espionaje para intervenir contra Sadam. Cook, que fue ministro de Exteriores y dimitió como líder de la Cámara de los Comunes por desacuerdo sobre la guerra, no defraudó a la audiencia, al pronunciar un contundente alegato transmitido en directo por televisión.

"INFORME AMAÑADO"

En su intervención, que duró una hora, Cook responsabilizó al Gobierno Blair por "no haber presentado la fotografía completa" sobre el armamento en Irak, y le acusó de "seleccionar las pruebas" y utilizar un "informe amañado", con datos copiados de la tesis realizada en 1991 por un alumno americano, documento cuyo uso calificó como "un gol espectacular en propia puerta".

"Ahora está claro que Sadam Husein no representaba una clara y grave amenaza", explicó Cook, repitiendo las palabras utilizadas en su día por Blair. "El problema fundamental --añadió-- es que en lugar de utilizar los informes secretos como pruebas de las que sacar conclusiones y actuar en consecuencia, utilizamos los informes para justificar una política que ya estaba decidida".

La exministra de Desarrollo Internacional Clare Short, quien prestó testimonio después de Cook, hizo consideraciones similares. Short alegó que Blair y Bush acordaron, en el verano del 2002, ir a la guerra en la primavera del año siguiente, una acusación que ya lanzó en el momento de dimitir, días después de concluido el conflicto, y que Blair rechazó categóricamente.

"UN HONORABLE ENGAÑO"

"El primer ministro debió llegar a la conclusión de que era sincero y deseable respaldar a EEUU en una acción militar en Irak y consideró honorable persuadirnos con varias tretas y artimañas. Me temo que se trató de un honorable engaño", señaló Short.

El comité, que concluirá sus trabajos a mediados del próximo mes de julio, determinará si el Gobierno británico proporcionó una "certera y completa información al Parlamento", en el periodo previó a la guerra en Irak. Otro comité, el de Inteligencia y Seguridad, también analizará los datos sobre las hipotéticas armas de destrucción masiva.