La futura cancillera alemana, la cristianodemócrata Angela Merkel, no podrá gobernar con las mismas atribuciones que tuvieron sus antecesores en el cargo, ya que firmó un documento que le obliga a dirigir el Ejecutivo con los jefes de los partidos de la gran coalición.

En el texto se establece que la cancillera se reunirá con los jefes de los partidos "al menos una vez al mes" y, en otras ocasiones, "a petición de uno de los líderes de los partidos aliados".

Las decisiones fundamentales se tomarán fuera del Gobierno y Merkel sólo tendrá una función administrativa, como constató ayer el presidente de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), Edmund Stoiber, líder del partido hermano de la CDU de Merkel. Según Stoiber, las decisiones más significativas no las tomará la futura cancillera sino "la coalición de los partidos gobernantes y los jefes de los grupos parlamentarios de esos partidos".

El presidente del Partido Socialdemócrata (SPD), Franz Müntefering, también destacó que las competencias de Merkel estarán limitadas, y avisó de que si la cancillera impone sus atribuciones constitucionales, "la coalición dejará de existir".

"CAMPO MINADO" El conocido politólogo Karl-Rudolf Korte comparte la misma opinión y considera que ha comenzado "el fin de su Gobierno" si la cancillera entrega las riendas de la política gubernamental, los ministros no actúan de forma independiente y las decisiones no se toman en el seno del Consejo de Ministros.

La discusión sobre las competencias de la futura cancillera tiene lugar cuando la mayoría de los editorialistas alemanes coinciden en afirmar que la gran coalición es "un campo minado" y cuando, desde todos los sectores políticos, surgen voces de desaprobación hacia Merkel.

Diputados socialdemócratas del ala izquierda y derecha expresaron su negativa a respaldar a Merkel, una actitud que provocó la reacción de Müntefering. El presidente del SPD pidió, por escrito y a cada uno de ellos, que apoyaran todos los acuerdos adoptados, incluidos los referentes a Merkel. Pero la todavía ministra de la Familia, Renate Schmidt, afirmó que no todos los diputados del SPD votarán a favor de Merkel en su investidura como cancillera. "Hay bastante oposición en el partido porque Merkel defiende una política que nosotros rechazamos", dijo.

En la democracia cristiana también surgen críticas y proclaman que son el grupo mayoritario en el Parlamento, "no gracias a Merkel, sino a pesar de ella". Mientras, las últimas encuestas del instituto de opinión Forsa reflejan que la mayoría de los alemanes ve la gran coalición como una solución de emergencia y el 49% rechaza a Merkel.