Dos hombres cargados con explosivos se inmolaron ayer en medio de centenares de antiguos agentes de la policía iraquí que se habían concentrado frente a una oficina gubernamental en Hilla, ciudad de mayoría shií a unos 100 kilómetros al sur de Bagdad. Las explosiones, registradas en un intervalo de apenas un minuto, causaron cerca de 30 muertos y un centenar de heridos.

Los exagentes se habían concentrado para protestar por la reciente decisión del Ministerio de Interior de desmantelar su unidad. Antes de activar el explosivo, el primer suicida se situó en medio de los manifestantes. Segundos después, saltó por los aires el segundo suicida.

La sección de Al Qaeda en Irak, que se atribuyó el atentado en un comunicado hecho público en internet, dijo que el ataque era la respuesta a la ofensiva militar puesta en marcha el domingo en Bagdad por el Gobierno iraquí.