Salvo cuando Dwight Eisenhower viajó a Corea en noviembre del año 1952, pocos viajes de candidatos presidenciales de Estados Unidos a zonas de guerra han tenido un impacto político significativo en los países visitados (Eisenhower no había jurado la presidencia aún pero sí había sido ya elegido y acabó la guerra seis meses después de llegar a la Casa Blanca). Con su visita a Irak, Barack Obama ya ha comprobado dos veces sobre el terreno la situación.