Ante el colosal despliegue de la conmemoración militar, los homenajes a las miles de víctimas civiles de los bombardeos aliados del 6 de junio pasaron casi desapercibidos. Los habitantes de Saint Lo, que quedó completamente arrasada aquel día, fueron de los pocos en recordarles. Sus habitantes, marcados aún por la masacre, participaron emocionados en la sobria ceremonia celebrada ante el monumento a los caídos.

"En Saint Lo, el 6 de junio es un día de duelo, y no tiene nada que ver con las ceremonias del desembarco en las playas. Allí celebran la liberación; aquí, la desaparición masiva de familiares, vecinos y amigos", explicó el alcalde Fran§ois Digard. "Es la terrible paradoja: la liberación adoptó primero el rostro de la muerte". Las familias comprendieron que "sus muertos fueron el precio que tuvieron que pagar por la libertad". Digard aseguró que no hay "rencor con los aliados, que son considerados aquí como unos libertadores".

Un total de 352 personas murieron en esta localidad entre el 6 y el 7 de junio de 1944. Oficialmente, las víctimas civiles de los bombardeos aliados superaron las 20.000 --entre abril y septiembre de 1944--, pero nunca se ha podido establecer la cifra exacta. Algunos historiadores piensan que podrían ser 50.000, una cifra que supera los 41.000 muertos de los aliados.

En Caen, la ciudad santuario que alberga el Memorial, el asunto es casi una cuestión tabú. Pero Hervé, un anciano de 84 años que militó en la Resistencia, hace las cuentas: "Nos echaron 22.500 toneladas de bombas, el equivalente de la de Hiroshima. Querían limpiarlo todo, y lo consiguieron", ironiza.

El llamado Martirio de Caen duró 33 días, hasta que los canadienses tomaron la orilla izquierda del Orne el 9 de julio. El 70% de la ciudad fue arrasado, y el número de muertos se sitúa entre 2.500 y 5.800.