La muerte, ayer, de tres militares italianos en Irak en un atentado hizo subir la crispación política en Italia en el momento clave del traspaso de poderes entre el Gobierno conservador y los progresistas, vencedores de las pasadas elecciones generales. La masacre se produjo a primera hora de la mañana en Nasiriya, donde tiene su base el cuartel general italiano, cuando un artefacto hizo explosión al paso de un convoy en el que iban 15 militares.

Nicola Ciardelli, capitán del Ejército, y Franco Lattanzio, mariscal de campo de los carabineros, murieron en el acto. Carlo de Trizio, otro mariscal de los carabineros, falleció poco después en el hospital de campo donde había sido ingresado. Con ellos cayó también el cabo rumano Hancu Bogdan, de 28 años. El oficial Enrico Frassanito, de 41 años, recién llegado a Irak, se encuentra gravemente herido. El Ejército Islámico de Irak se atribuyó la acción en un comunicado. "El Ejército Islámico de Irak pudo destruir un vehículo de las fuerzas de la coalición detonando una bomba", reza el texto.

LA "TURBACION" DE CIAMPI El presidente Carlo Azeglio Ciampi expresó, acto seguido, su "turbación e inmenso dolor" por lo sucedido, mientras que Silvio Berlusconi, primer ministro saliente, difundió un comunicado en el que proclamó su "profundo dolor". El papa Benedicto XVI se unió al luto nacional, expresando su "gran dolor". Prodi, próximo jefe del Ejecutivo, se adhirió también al "dolor y al luto de Italia", así como otros líderes del centroizquierda. Francesco Rutelli, de La Margarita, partido que forma parte de la coalición progresista, declaró: "Debe quedar claro que la agenda de Italia en Irak nunca vendrá marcada ni modificada por los terroristas".

Sin embargo, cuando aún no se sabía la identidad de los muertos y del herido, los partidos se enzarzaron en polémicas sobre la retirada de tropas. "Ahora, en la izquierda, alguno estará brindando", dijo Alessandra Mussolini, de extrema derecha.

CRITICA A LA IZQUIERDA "La extrema izquierda estará ahora satisfecha", añadió Bruno Berardi, presidente de la Asociación de Víctimas de la Mafia y el Terrorismo, en alusión a un grupo de extremistas que, en días pasados, se manifestaron al grito de "Una, diez, cien nasiriyas". Los manifestantes hacían referencia al atentado que costó la vida en Nasiriya, en el 2003, a 12 carabineros, 5 militares del Ejército y dos civiles, cuando un camión bomba se estrelló contra el cuartel general italiano en Irak. El senador vitalicio Giulio Andreotti, definió el atentado como "una vergüenza terrible", y sin entrar en la conveniencia o no de la presencia de la misión italiana en Irak, añadió: "Hay que dejar el país a los iraquís".