El canciller alemán, Gerhard Schröder, emplazó ayer a la oposición y a las fuerzas sociales a participar en el proceso de reformas de Alemania, y en el debate parlamentario sobre los presupuestos generales rechazó el panorama sombrío del país que dibujan sus rivales políticos.

Pese a que está por debajo en los sondeos y que la gente en la calle protesta contra sus reformas laborales, Schröder se presentó ante el Parlamento seguro de sí mismo y pasó a la ofensiva. Acusó a la oposición de engañar al electorado y de no cumplir con la necesidad histórica de llevar a cabo las reformas sociales y económicas que aseguren el futuro de Alemania.

La jefa de la oposición conservadora, la presidenta de la Unión Cristiano Demócrata de Alemania (CDU) Angela Merkel, rechazó la visión del canciller y lo acusó de ser "responsable de una grave pérdida de confianza en el sistema democrático, especialmente en el Este alemán".