Movilizados por la sangrienta guerra de Irak, el temor al terrorismo y la deficiente marcha de la economía, los votantes estadounidenses parecen dispuestos a abandonar su apatía habitual y acudir en masa a las urnas el próximo 2 de noviembre. A tres semanas de los comicios, ha aumentado enormemente la inscripción de votantes en todo el país, ante las dos visiones opuestas que ofrecen el presidente, George Bush, y su rival demócrata, el senador John Kerry.

Mientras Kerry y Bush luchan por escaparse en los sondeos previos a las elecciones, las más reñidas que se recuerdan, un creciente número de expertos advierte de que el resultado final de los comicios presidenciales puede decidirse en favor del partido que logre organizarse mejor y movilizar a un mayor volumen de partidarios para que voten.

"La cuestión se reducirá, al final, a quién moviliza mejor a sus votantes, porque ya no quedan indecisos", opinó este fin de semana el politólogo Stephen Hess, de la Brooking Institution. La última encuesta, hecha pública ayer por la cadena televisiva ABC, dio al presidente la ventaja, con el 50% de los apoyos de quienes probablemente acudan a votar, frente al 46% de Kerry.

La polarización del país en dos bandos casi iguales, visible desde hace meses, ha llevado a los dos partidos a lanzar amplias campañas para aumentar el número de los que se inscriben para votar, algo que no garantiza que luego acudan a las urnas, pero que es imprescindible para que puedan ejercer ese derecho.

MAYOR BASE DEMOCRATA Los demócratas, que han invertido gran parte de los 260 millones de dólares de los fondos electorales recaudados por el partido este año en movilizar a sus votantes, piensan que el aumento de inscripciones los favorece, dado que son el partido mayoritario de la nación. "Nuestra base es mayor de lo que ha sido nunca", afirma el presidente del partido, Terry McAuliffe.