La crisis europea puede ir en dos direcciones y la cumbre de los días 16 y 17 de junio será clave para la toma de decisiones. En Bruselas, los jefes de Estado y de Gobierno a lo mejor deciden interrumpir el proceso de ratificaciones de la Constitución europea y abrir un periodo de reflexión.

Lo que ocurra entonces dependerá de la coyuntura económica. La recuperación de Alemania, la bajada de los intereses y la disminución del desempleo, devolvería la confianza a los ciudadanos. El nuevo Tratado estaría listo en el 2008 y sometido a ratificación en el 2009. Lo peor es que el año próximo no haya acuerdo sobre el presupuesto, ni sobre el proceso de ratificaciones.