Estados Unidos no es país para terceros. Lo saben el demócrata John Edwards y el republicano Rudy Giulian: el primero ya anunció ayer su abandono de la carrera electoral y el segundo se disponía a hacerlo. Con su decisión, ambos dejan abiertos en sus respectivos partidos intensos duelos a dos bandas: el de Hillary Clinton y Barack Obama y el de John McCain y Mitt Romney.

La decisión de Edwards de tirar la toalla antes del supermartes llegó por sorpresa ayer. El último candidato a vicepresidente demócrata había prometido pelear hasta la convención, aunque desde Iowa quedó aplastado por la polarización mediática entre Clinton y Obama. El martes telefoneó a ambos para comentarles su posible retirada y les arrancó el compromiso de dar importancia en sus campañas a la erradicación de la pobreza, su principal apuesta. Ayer, junto a su esposa y sus tres hijos, Edwards anunció en Nueva Orleans la "suspensión" de su campaña. "Ha llegado el momento de apartarme para que la historia pueda abrirse su camino", dijo. Lo que no hizo fue mostrar apoyo expreso ni a Clinton ni a Obama. Y es difícil señalar a cual de los dos beneficia su retirada.

EN PASADO La decisión de Giuliani, que se daba por segura pero aún no estaba confirmada anoche, era más previsible, sobre todo tras el varapalo que el exalcalde de Nueva York recibió el martes en las primarias de Florida. Quedó tercero, muy lejos de Romney y del triunfador, el senador John McCain, que es favorito para el supermartes .

Tras conocer los resultados, Giuliani ofreció un discurso a un pequeño grupo de seguidores en el que ya habló de su campaña en pasado. Y se daba por hecho que ayer abandonaría la carrera y apoyaría a McCain.

Mientras, Obama declaraba a Paris Match que quiere "organizar una cumbre de jefes de Estado musulmanes" para pedirles que se unan al "combate contra el terrorismo" y "discutir la manera de contener el abismo entre musulmanes y Occidente".