El Ejército de Estados Unidos admitió ayer haber matado a un número indeterminado de civiles en los ataques aéreos y los combates que se libraron el lunes y martes en el distrito de Bala Buluk, en la provincia de Farah, en el oeste de Afganistán. Los militares dijeron no saber la cifra porque los vecinos enterraron a las víctimas rápido.

El presidente afgano, Hamid Karzai, cifró el pasado viernes en 130 el número de víctimas civiles, entre ellos mujeres y niños, mientras que los lugareños elevaron el número a 147. De confirmarse una de estas cifras, sería la matanza de civiles más grande registrada en el país desde la caída del régimen de los talibanes en el 2001.

En el comunicado hecho público ayer, el Ejército de EEUU acusa a los insurgentes de utilizar a los civiles como escudos humanos, al encerrarles en las casas para desde allí disparar contra los soldados afganos y estadounidenses. Este tipo de ataques aéreos que causan víctimas civiles aumentan el rechazo de la población a la presencia de tropas extranjeras en el país.

El propio Karzai ha denunciado en muchas ocasiones los bombardeos. La última vez fue el viernes en una entrevista concedida a la CNN. "Los ataques aéreos no son aceptables", dijo el mandatario. "El terrorismo no está ni en los pueblos ni en las casas de los afganos. No puedes derrotar el terrorismo con ataques aéreos", añadió.