La revuelta shií continuó ayer en varias ciudades de Irak y amenaza con acabar siendo un calco del alzamiento que en abril puso en jaque al Ejército de EEUU y al Gobierno interino iraquí. Según los marines estadounidenses, unos 300 insurgentes han muerto en los enfrentamientos en Nayaf desde el jueves. Sheik Mahmood Sudani, portavoz del radical shií Moktada al Sadr, desmintió "categóricamente las mentiras americanas" y cifró en 36 el número de militantes fallecidos mientras fuentes hospitalarias aseguraron a France Presse que había habido 59 bajas.

El clérigo Jaber al Jafadji habló ayer en nombre de Sadr en la mezquita de Kufa (a 10 kilómetros de Nayaf) y leyó un mensaje del joven radical: "El presidente iraquí dijo: ´América es nuestro socio´. Yo digo: ´América es nuestro enemigo´". En la alocución, el radical shií se refirió a los policías iraquís. "Que no cometan ninguna agresión contras las manifestaciones pacíficas", dijo Jafadji en una mezquita llena de milicianos, muchos armados.

El gobernador de la provincia de Nayaf, Adnan al Zorfi, lanzó ayer por la tarde un ultimátum a los milicianos del Sadr, el llamado Ejército del Mehdi, para que dejen la ciudad en 24 horas.

KALASHNIKOVS El núcleo de la revuelta sigue siendo Nayaf, a 230 kilómetros al sur de Bagdad. La ciudad santa shií amaneció ayer con las calles cuajadas de milicianos armados con kalashnikovs y lanzagranadas RPG a la vez que helicópteros de EEUU se cebaban contra sus posiciones, especialmente en los alrededores del cementerio, el más grande del mundo árabe y donde se refugian los milicianos.

El expresidente iraní y hombre fuerte del régimen de Teherán, Akbar Hashemi Rafsanyani, advirtió a EEUU de que sus ataques contra lugares santos shiís en esa ciudad causarán más terrorismo. "Las operaciones militares contra los santuarios shiís en Nayaf conducirán a más atentados suicidas contra ellos en Irak", afirmó Rafsanyani el viernes en una mezquita de Teherán, cuyo régimen islámico es considerado el principal baluarte político del shiísmo.

El teniente coronel Gary Johnston, jefe de operaciones de la 11 Unidad de la Marina, que fue el encargado de cifrar en 300 el número de bajas, explicó que tenía pruebas de que combatientes extranjeros se habían unido al Ejército del Mehdi. Johnston afirmó que en esta última revuelta dos marines han muerto y 12 han resultado heridos.

La insurrección también continuó en Basora, Samarra, Amara y se extendió a Nasiriya, donde soldados británicos e italianos intentaron aplacar los ataques. También fueron escenario de enfrentamientos los barrios bagdadís de Shula y Ciudad Sadr.

SISTANI, EN LONDRES Analistas políticos han explicado a la agencia Reuters que esta nueva explosión de violencia es consecuencia de las "técnicas agresivas" utilizadas por los marines, que han sustituido al Ejército de tierra de EEUU en Nayaf. El Gobierno interino iraquí expresó ayer su confianza en cerrar la crisis con éxito. "Nuestras fuerzas de seguridad y nuestros aliados contendrán este conflicto", declaró el ministro de Exteriores, Hoshiyar Zebari.

Y mientras el joven clérigo radical Sadr sigue ganando adeptos entre la juventud frustrada iraquí, gran parte de la comunidad shií ve con preocupación el viaje del ayatolá moderado Alí Sistani al Reino Unido. El líder espiritual, de 73 años, llegó ayer a Londres en una visita de carácter privado para tratarse por unos recientes problemas de corazón. El clérigo temía que si seguía en Nayaf no pudiera acceder a la asistencia necesaria. Sistani jugó un papel clave el pasado mes de abril abril, en la anterior revuelta del Ejército del Mehdi, cuando medió entre Sadr y Estados Unidos.

Por otro lado, ayer se supo que cuatro conductores libaneses fueron retenidos el jueves cuando conducían por una carretera de Bagdad a Ramadi, según informó el Ministerio de Exteriores del Gobierno de Beirut.