La guerra (transatlántica) ya ha comenzado. EEUU está bombardeando con sonoras amenazas a sus rivales europeos francés, alemán y belga, mientras el eje París-Berlín- Moscú-Pekín se dispone a contratacar mañana en la ONU con un plan de paz para Irak que pretende dinamitar la imparable estrategia bélica de Washington.

La primera víctima ha sido ya la política exterior y de defensa común europea, que ayer quedó herida de muerte al finalizar la quinta e infructuosa reunión del Consejo Atlántico en Bruselas y que podría ser enterrada en la cumbre de la Unión Europea que se celebrará el lunes en esa misma ciudad. Capital, precisamente, de uno de los tres aliados europeos que se oponen firmemente a los planes del presidente norteamericano, George Bush, y que, por ello, han sido abiertamente amenazados con represalias de toda índole.

PROPUESTA PARA LA PAZ

Francia, Alemania y Bélgica han sido rotundos en su veto al inicio de preparativos militares de la OTAN en Turquía --el único aliado atlántico fronterizo con Irak-- y la Alianza está al borde de la ruptura.

Al mismo tiempo, el Gobierno francés ha elaborado una propuesta de intensificación de las inspecciones de desarme en Irak --diseñada para evitar que EEUU inicie la guerra de inmediato--, a la que se han sumado el alemán (actual presidente del Consejo de Seguridad de la ONU), el ruso y el chino (estos últimos con poder de veto en el Consejo).

Tan serio desafío multilateral a los designios del emperador norteamericano puede hacer descarrilar los bien trazados planes bélicos del Pentágono, que ya ha movilizado a 150.000 reservistas, de los que sólo en la última semana ha llamado a filas a 40.000.

En consecuencia, los responsables del Gobierno de Bush reaccionaron ayer con duras admoniciones, centradas específicamente contra los franceses, pero que demostraron muy poco respeto por la soberanía de los otros aliados díscolos. El más ultra de los halcones del Pentágono, Richard Perle, propuso que Francia fuera marginada de la toma de decisiones en la OTAN, por el sencillo método de trasladar esa autoridad al Comité de Planificación Militar de la Alianza, al que ese país no pertenece.

"Por decirlo brutalmente", explicó Perle, "creo que la política francesa pretende reducir la influencia americana en Europa e incluso en el mundo". Por tanto, Perle considera que EEUU debe reconsiderar sus relaciones con Europa.

Tampoco fue ayer muy diplomático el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, quien no sólo acusó a Francia de intentar "sacar de apuros" a Sadam, sino que hizo comentarios de esta guisa: "Otros países como el Reino Unido, España, Italia y numerosos países de Europa del Este --que han conocido la esclavitud y la dictadura, y comprenden la necesidad de oponerse a un dictador cuando llega el momento--, están sólidamente de nuestro lado".

Ciertamente, Aznar está de parte de Bush en esta crisis transatlántica y, al finalizar la cumbre de Lanzarote advirtió al canciller alemán, Gerhard Schröder, de que la relación de la UE con EEUU debe ser "prioritaria" para quienes desean "la paz".

Después, consciente de la mayoritaria oposición de los españoles a una guerra en Irak, Aznar negó en el Congreso que España haya comprometido tropas para la campaña militar que pretende derrocar a Sadam. Pero se mostró partidario de una segunda resolución dando luz verde a la guerra, tal como propone ahora el Reino Unido.

Entretanto, en el Capitolio, muchos congresistas están ya proponiendo castigar la "ingratitud" de Francia con un boicot a sus importaciones. La guerra puede ser muy larga.