El vicepresidente de EEUU, Joe Biden, aseguró ayer al presidente de Georgia, Mijail Sajasvili, que la amistad y el apoyo de Washington hacia su país es un compromiso serio en el que puede y debe confiar. "Estados Unidos siempre está con Georgia", afirmó en Tiflis.

"Vuestra revolución cuenta con respaldo en el mundo", había destacado Biden al reunirse la víspera con el presidente georgiano en una cena informal, celebrada en el impresionante nuevo palacio presidencial que tiene una cúpula transparente y ha costado 40 millones de dólares (28,5 millones de euros).

Ante el Parlamento, el vicepresidente fue aún más claro y preciso: "Queremos una Georgia libre, segura, democrática y unificada", clamó en alusión a Abjasia y Osetia del Sur, las dos regiones autónomas que se declararon independientes, solo reconocidas por Rusia y algunos países amigos. "Estamos contra las esferas de influencia, un concepto que data del siglo XIX y nada tiene que hacer en el siglo XXI", repitió Biden en un claro mensaje al Kremlin.

Pero las afirmaciones políticas no tuvieron la misma traducción en el trato personal. Sajasvili se dirigió al enviado de Washington llamándole amistosamente "Joe" y a cambio recibió un formal "señor presidente". Y tras un encuentro con los dirigentes de la oposición, Biden dejó claro que "hay que hacer mucho más para consolidar la democracia", condición determinante si busca futuras ayudas.

ESPADAS EN ALTO Casi un año después de la guerra que en agosto pasado enfrentó a Georgia y Rusia por Osetia del Sur, las espadas siguen en alto. Ambos países se acusan de estar rearmándose. Biden pretende mantener el apoyo de EEUU a Georgia y a Ucrania, dos países de la antigua Unión Soviética, sin poner en peligro el acercamiento entre Washington y Moscú, que incluye un ambicioso plan de desarme nuclear.

Sin embargo, ajeno a estos equilibrios, en privado, el presidente Sajasvili pidió a Biden ayuda para recomponer su maltrecho arsenal militar, casi totalmente destruido por la guerra que él mismo desencadenó. "Estamos dispuestos a ayudarlos en asuntos de seguridad, económicos y en el desarrollo de la democracia", afirmó Biden sin entrar en detalles.

LA OTAN, EN EL AIRE Respecto a la aspiración georgiana de integrarse en la OTAN, Biden pasó de puntillas, pero sin rehuir el apoyo explícito de Washington hacia ese deseo. El propio Sajasvili reconoció antes de la llegada de Biden que ese sería "un objetivo muy difícil de conseguir". El jefe del Estado georgiano agradeció las palabras del vicepresidente y agregó que su país, "una democracia en desarrollo", intenta superar las dificultades y formar parte del mundo democrático. "Pero somos un Estado bajo una constante amenaza", aclaró refiriéndose a Rusia.

La reacción de Moscú no tardó en llegar: "Estamos profundamente inquietos por el rearme que observamos en Georgia. Adoptaremos medidas para impedirlo", dijo el viceministro de Exteriores ruso Grigori Karasin, al tiempo que acusó a EEUU de enmascarar la ayuda militar.