Agentes norteamericanos de inmigración interceptaron el barco secuestrado el pasado miércoles en Cuba fuera de las aguas territoriales estadounidenses e interrogaron ayer a sus pasajeros para determinar si debían ser devueltos a Cuba o enviados a EEUU.

Robo o secuestro. La diferencia puede modificar el futuro de los 15 cubanos a bordo. Según las autoridades de La Habana, el barco fue secuestrado y en su interior viajaban 27 personas. Sin embargo, las autoridades de Bahamas aseguraron que en sus aguas no avistaron tantos ocupantes en el barco, algo que se comprobó cuando fue apresado por la guardia costera estadounidense. La cifra de interrogados --14 hombres y una mujer-- podría indicar que de hecho el grupo no secuestró un barco con ocupantes.

No es una diferencia banal. Ello puede determinar el futuro de los inmigrantes. De haber secuestrado la embarcación, EEUU debería juzgarlos, algo que un portavoz del Departamento de Estado aseguró que se hará si se comprueba el delito. Si, en cambio, el barco hubiera sido robado, los inmigrantes tendrían más posibilidades de quedarse en territorio estadounidense pues, aunque normalmente los cubanos interceptados en el mar son repatriados, la ley permite quedarse a quien pida asilo político y pueda demostrar que se enfrenta a una persecución si regresa a Cuba.

DIFERENTES ENFOQUES

Ni Washington ni La Habana han reaccionado con sorpresa. Mientras Estados Unidos lo atribuye al deterioro de la situación socio-económica y política de la isla, desde Cuba se insiste en que la Ley de Ajuste Cubano vigente en EEUU, que considera permisiva con la inmigración ilegal cubana, anima a sus ciudadanos a violar sus propias leyes.

Prominentes figuras del exilio cubano en Miami, Lincoln DíazBalart, Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart, enviaron una carta al secretario de Estado, Colin Powell, en la que le pedían no enviar de vuelta a los inmigrantes.