Sin contemplaciones y utilizando todo su potencial bélico, los marines de EEUU --apoyados por la policía iraquí-- iniciaron ayer el asalto de la ciudad santa de Nayaf con el objetivo de aplastar la rebelión del clérigo radical shií Moktada al Sadr y su Ejército del Mehdi. Tras un largo día de combates, los marines tomaron el centro de la ciudad, acorralaron a los milicianos en la mezquita del imán Alí --icono sagrado para millones de fieles shiís en todo el mundo-- y bloquearon sus accesos. El Ministerio de Sanidad iraquí calcula que desde el miércoles han muerto en el centro y el sur de Irak casi 200 personas y 600 han resultado heridas, muchas de ellas civiles.

Eran las siete de la mañana cuando 2.000 marines y 1.800 uniformados iraquís, apoyados por el fuego de los helicópteros Apache, los tanques y los aviones de combate, lanzaron la ofensiva, centrada en el cementerio de Al Salam y el laberinto de callejuelas que rodea la mezquita del imán Alí, en el centro de la ciudad. Se calcula que se enfrentan a ellos unos 1.500 milicianos shiís equipados con fusiles kalashnikov y lanzagranadas.

LA CASA DEL CLERIGO Entre los objetivos de la ofensiva se encontraba la casa de Sadr en Nayaf --su residencia habitual está en la cercana localidad de Kufa--, que fue bombardeada y asaltada. El paradero del clérigo, que no se encontraba en el edificio, es por ahora desconocido, aunque algunas fuentes dicen que se ha refugiado dentro de la mezquita.

Según testigos presenciales citados por la agencia France Presse, muchos civiles han abandonado como han podido el centro de la ciudad, que ahora presenta un aspecto puramente bélico. Hasta el momento se desconoce el número de muertos causado por la ofensiva. A pesar de la desigualdad de fuerzas, portavoces de Sadr dijeron que piensan "combatir hasta la última gota de su sangre", y que es el clérigo quien dirige la defensa.

SISTANI PIDE CALMA Ahora que los milicianos han sido acorralados en la mezquita del imán Alí, EEUU y, sobre todo, el Gobierno interino iraquí del primer ministro Iyad Alaui, se encuentran ante una difícil tesitura. Asaltar la mezquita, incluso en el improbable caso de que no resultara dañada, puede provocar una insurrección de toda la comunidad shií de Irak. No es por lo tanto de extrañar que desde Londres, donde recibe tratamiento médico, el gran ayatolá Alí Sistani haya pedido contención y ofrecido su mediación.

En cualquier caso, la imagen de los marines asaltando Nayaf no ayuda a que el Gobierno de Alaui se desprenda de su imagen de marioneta de EEUU. De hecho, ayer ya hubo manifestaciones de protesta en Bagdad y Basora al grito de "larga vida a Sadr, EEUU y Alaui son infieles". Uno de los jeques del Comité de Ulemas suní emitió una fatua (decreto religioso) en la que se recordaba a los policías iraquís que "está prohibido para un musulmán cooperar con las fuerzas de ocupación para matar a sus hermanos y conciudadanos".

"COMPLOT" En un comunicado oficial, Alaui calificó de "criminales" a los insurrectos y les acusó de haber convertido la mezquita en un objetivo en el momento en que se refugiaron en ella. Alaui exigió a Sadr que deponga las armas y reiteró su invitación a que participe en el proceso político iraquí. El ministro de Interior, Falah al Nakib, calificó la insurrección de "complot contra el pueblo iraquí, una guerra para destruir Irak", y aseguró que los marines no pisarán la mezquita y que serán iraquís quienes "desarmen" a los insurrectos que allí se refugian.

La ofensiva en Nayaf eclipsó la masacre que los bombardeos estadounidenses provocaron en Kut horas antes. Según el Gobierno iraquí, en Kut han muerto 84 personas y 176 han resultado heridas desde el miércoles, cuando el Ejército del Mehdi inició una insurrección. Según fuentes sanitarias, muchas de las víctimas eran mujeres y niños.