Sadam Husein ya es oficialmente un prisionero de guerra. Así lo anunció ayer oficialmente un portavoz del Pentágono, el mayor de la Fuerza Aérea estadounidense Michael Shavers, quien afirmó: "Hemos decidido otorgarle el estatuto de prisionero de guerra enemigo". El militar añadió que el expresidente iraquí, capturado el pasado 13 de diciembre en su escondite cerca de Tikrit, goza de todos los derechos establecidos en la Convención de Ginebra.

El funcionario del Pentágono subrayó que la declaración de su estatus no altera las condiciones bajo las que las fuerzas estadounidenses mantienen detenido a Sadam. "Sadam Husein era el líder de las fuerzas militares del antiguo régimen. Por lo tanto, era un miembro del Ejército y fue capturado. Esto le convierte en un prisionero de guerra enemigo", dijo Shavers, quien añadió que el dictador podrá ser juzgado como criminal de guerra.

Mientras tanto, Irak dio ayer un paso más hacia la libanización . Una bicicleta bomba hizo explosión en la mezquita shií de Sadeq Bani nada más acabar la plegaria semanal del viernes en la localidad de Baquba, a 65 kilómetros al norte de Bagdad, y mató a seis personas. Casi al mismo tiempo, la policía local desactivó un coche bomba junto a otro centro de culto shií en la misma ciudad. Esta ola de violencia amenaza con inflamar las tensiones entre sunís y shiís.

BICICLETA BOMBA El artefacto, según la policía iraquí, estaba fabricado con una bombona de gas repleta de explosivos. La bicicleta fue abandonada junto a una mezquita. Baquba es una localidad donde la insurgencia suní tiene numerosos adeptos y donde reside una minoría shií.

En la calle, nadie podía creerse que los responsables fueran creyentes musulmanes. "Quieren iniciar una guerra entre musulmanes", dijo Husein al Shamri a la agencia Reuters. Otros locales prefirieron apuntar con el dedo acusador a grupos de extremistas musulmanes sunís.

De haber explotado, el coche bomba, desactivado por la policía, habría causado un número mayor de muertos. Agentes iraquís hallaron en su interior 125 kilos de TNT, cuatro proyectiles de artillería y un detonador.

Mientras, en Tikrit, feudo del derrocado régimen, las fuerzas norteamericanas redoblan sus esfuerzos para aplastar a la resistencia. Unos 300 soldados de la Cuarta División de Infantería lanzaron una vasta redada en la que detuvieron a una treintena de sospechosos.