Edward Kennedy había dejado instrucciones de cómo quería que fuera su último adiós, y sabía que habría lágrimas, pero quería que también hubiera sonrisas. Y desde su hijo mayor, Teddy, hasta el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se encargaron de que las elegías al senador estuvieran salpicadas de anécdotas que dieran cierto respiro a la tristeza en el interior de la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Boston.

Allí, ante 1.500 invitados entre los que estaban los expresidentes Bill Clinton, George Bush y Jimmy Carter; senadores y representantes y amigos personales como el actor Jack Nicholson y artistas como Plácido Domingo --que interpretó Panis Angelicus --; se celebró el funeral oficial siguiendo el rito católico.

Fue por la mañana, horas antes de que fuera trasladado a la capital, Washington DC, y enterrado en el cementerio de Arlington (Virginia), cerca de sus dos hermanos asesinados, John Fitzgerald y Robert. "A mi padre le gustaba todo lo francés: el vino, el queso y las mujeres", dijo el hijo mayor del senador, iluminando incluso la sonrisa de Vicki, la viuda. "No era perfecto, ni mucho menos --afirmó-- pero creía en la redención".

LA FAMILIA Tanto la familia como Obama despidieron, además de al padre, al marido, al abuelo y al amigo, al político. "Fue un defensor de los que no tenían ninguno, el alma del Partido Demócrata y el león del Senado, un hombre cuyo nombre bendice casi un millar de leyes y que redactó más de 300", recordó Obama, que lo calificó de "dulce y tierno héroe" y añadió: "sobre sus hombros recayeron las mayores expectativas por quién era, pero las sobrepasó todas por aquello en lo que se convirtió". En un mensaje que se alineaba con sus llamadas a una colaboración más allá de las divisiones de partido, Obama destacó también de Kennedy que "mientras sus causas se hicieron profundamente personales, sus desacuerdos nunca lo hicieron". Y fueron los descendientes más jóvenes de Kennedy quienes tomaron el testigo de las causas políticas del senador, empezando por la reforma de la sanidad, estancada ahora en el debate en el Congreso. Su nieto Max, hijo de la única hija de Kennedy, Kara, rezó pidiendo "que todos los estadounidenses tengan atención médica decente de calidad como derecho fundamental y no un privilegio". Otra nieta, Kiley, recordó: "los pobres pueden no estar de moda política, pero nunca están faltos de necesidades humanas". Su sobrina, Kym Smith, mientras, rememoró la creencia del senador en que "la justicia solo puede llegar a través del trabajo de la paz" y otro nieto, Teddy III, recordó las palabras del fallecido en la última convención demócrata: "el trabajo empieza de nuevo, la esperanza se alza otra vez y el sueño vive".