El estado de virginia ha ejecutado a un condenado a muerte quepadecía graves problemas psiquiátricos. William Morva, de 35 años, de doble nacionalidad húngara y estadounidense, ha fallecido tras recibir una inyección letal. De nada ha servido lamovilización internacional solicitando que no le fuera aplicada la pena capital.

Los abogados de Morva aseguran que su defendido sufría desde hace tiempo delirios mentales y que era incapaz de evaluar las consecuencias de sus actos.

El gobernador demócrata de Virginia, Terry McAuliffe, rechazó hasta el último momento detener la ejecución. "El recurso se funda en un diagnóstico de un psiquiatra que examinó al señor Morva siete años después de que fuera condenado a muerte", ha dicho McAuliffe, un político católico que es contrario a la pena capital. Ha recordado, sin embargo, que debe de aplicar la ley independientemente de sus convicciones personales.

DOS ASESINATOS

Dos resposables de la ONU y otras voces de dentro y fuera de EEUU habían solicitado al gobernador que conmutara la pena. Morva entró en prisión en el año 2000 por una tentativa de robo a mano armada. En agosto del 2006, tras ser trasladado a un hospital, robó el arma del policía que le custodiaba y mató a un guardia de seguridad. Al día siguiente, tras una larga persecución policial, mató a otro agente hasta que finalmente fue detenido. Sus dos vícitimas eran padres de familia.

De joven, Morva era conocido por sus delirios paranóicos. Solía caminar descalzo en pleno iniverno y en los bosques cubierto de hojas de los árboles. Se alimentaba de carne cruda y de piñas.