Frente al optimismo del presidente de EEUU, George Bush, sobre los progresos en Irak, el Pentágono anunció ayer que son ya 2.500 los soldados estadounidenses muertos en el conflicto desde que Washington invadió el país, en marzo del 2003. "Es una cifra", dijo el portavoz de Bush, Tony Snow, ante el sombrío recordatorio de la sangrienta violencia que no cesa en Irak, haciendo el conflicto cada vez más impopular en el país.

"Es siempre un triste hito", reconoció Snow, pero recalcó: "El presidente ha dicho que no habrán muerto en vano". Además de estos caídos, otros 18.490 soldados resultaron heridos. Las bajas iraquís no se conocen con certeza pero estimaciones como la de la organización Iraq Body Count las cifran en más de 42.700 civiles y 4.800 miembros de las fuerzas de seguridad.

MAS FONDOS El río de sangre no tiene visos de detenerse ya que ayer el Senado aprobó 65.800 millones de dólares (52.600 millones de euros) en nuevos fondos para las guerras de Irak y de Afganistán hasta septiembre. Esta cantidad requiere ahora la firma de Bush. Además, el Congreso prepara la autorización de otros 50.000 millones de dólares adicionales, para sostener los gastos de ambas guerras de octubre a marzo. Con ello, los gastos de la guerra de Irak alcanzarán los 320.000 millones de dólares. Esa guerra "ha sido un error grotesco", afirmó, Nancy Pelosi, la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes.