La Administración de George Bush, acostumbrada a señalar con el dedo acusador a gobiernos como el sirio o el iraní por armar a distintas facciones violentas y a terroristas en Irak, se ve ahora forzada a analizar su propio papel. Según un informe de la Oficina de Control del Gobierno, un organismo independiente dentro del Congreso, el Pentágono no puede localizar el 30% de las armas ligeras que ha distribuido en Irak desde el 2004 hasta principios de este año.

En concreto, el informe, al que tuvo acceso The Washington Post, señala que se han perdido 190.000 fusiles AK-47 y pistolas de las 255.000 unidades que encargó entre junio del 2004 y septiembre del 2005 el general David Petraeus, hoy máximo mando militar de EEUU en Irak y entonces responsable de formar y entrenar a las fuerzas de seguridad iraquís. No se sabe, pues, adónde han ido a parar el 47% de las armas ligeras que integraban dichos pedidos, y el 30% del total distribuido.

El Pentágono --que hasta ahora solo reconocía haber perdido 14.000 armas-- no ha negado las conclusiones del informe y ha anunciado la puesta en marcha de su propia investigación. Además, algunos oficiales han reconocido desde el anonimato que es probable que las armas enviadas por EEUU a Irak se estén usando en los ataques contra las tropas estadounidenses. Muchas veces se utilizan armas ligeras en ataques con los que se intenta forzar a convoyes militares a desviarse de su ruta hacia zonas minadas.

El informe no solo ofrece estas escandalosas cifras, sino que asegura, además, que Estados Unidos se precipitó en el envío de armamento y no siguió procedimientos habituales de control, sobre todo cuando el entrenamiento de las fuerzas de seguridad iraquís era responsabilidad de Petraeus. A partir del 2005 sí se impusieron controles de seguridad más estrictos, pero sigue habiendo limitaciones.

CONTINUA LA VIOLENCIA La violencia, mientras, seguía siendo ayer protagonista por partida doble en Irak. En el tercer encuentro oficial desde que reanudaron relaciones diplomáticas, representantes de EEUU e Irán mantuvieron ayer en Bagdad la primera sesión del subcomité bilateral establecido para buscar soluciones a la violencia sectaria.

La jornada, sin embargo, no dejaba mucho espacio para el optimismo, ya que al menos 42 personas murieron. Un camión bomba en la ciudad norteña de Tal Afar causó al menos 28 muertos, incluidos 19 niños. Otra bomba colocada entre la basura en Bagdad mató a seis personas, y la explosión de un minibús acabó con otras ocho vidas. El domingo, un soldado estadounidense murió en combate en la capital iraquí.