"Es la provocación más grave de este tipo que hemos visto hasta el momento". Con estas palabras, fuentes del Pentágono describieron el incidente naval entre embarcaciones pertenecientes supuestamente a la Guardia Revolucionaria iraní y buques de guerra estadounidenses sucedido el domingo en el estrecho de Ormuz, una vital vía de comunicación que da acceso a las aguas del golfo Pérsico y a las terminales de petróleo.

Además, dos cazas estadounidenses F-18 se estrellaron ayer en las aguas del Pérsico sin causar víctimas, un hecho que, según fuentes anónimas, no tiene relación con el encontronazo naval.

Según la versión estadounidense, los hechos sucedieron en la madrugada del domingo y en él se vieron envueltos, además de las lanchas iranís, una fragata, un destructor y un crucero de EEUU. "Cinco barcos muy pequeños actuaron de forma muy agresiva, lanzando sus embarcaciones y tirando por la borda cajas, obligándonos a hacer maniobras para esquivar", añadieron. Los marinos iranís profirieron amenazas por radio y avisaron a los estadounidenses de que iban a explotar "en un par de minutos". Las lanchas solo cesaron sus maniobras intimidatorias.

Poco después de que la noticia fuera difundida como exclusiva por la cadena de televisión CNN, la Casa Blanca lanzó una potente advertencia a Teherán. "Aconsejamos a los iranís de abstenerse de actos provocadores, que podrían conducir a un incidente peligroso en el futuro", advirtió Gordon Johndroe, portavoz presidencial. Tras difundirse el incidente, el precio del petróleo se incrementó en 30 céntimos de dólar, hasta rondar los 98 dólares.