La ciudad chií de Nayaf fue escenario ayer de uno de los combates más violentos y mortíferos desde que estalló la guerra de Irak hace casi cuatro años. Fuerzas combinadas del Ejército iraquí y de Estados Unidos, apoyadas por carros de combate, aviones F-16 y helicópteros artillados, se enfrentaron a un numeroso grupo de hombres armados, al parecer rebeldes sunís y milicianos chiís, estos últimos fieles al clérigo Ahmed al Hasani. El balance provisional de los combates fue de al menos 250 insurgentes muertos, según informó ayer la policía iraquí.

Los choques arrancaron bien temprano, cuando las fuerzas gubernamentales cercaron Al Zarqa, una localidad situada al norte de la ciudad santa chií de Nayaf, ubicada a unos 150 kilómetros al sur de Bagdad. Al parecer, el objetivo de la operación era detener a Hasani, un religioso radical chií opuesto a la ocupación militar extranjera y al Gobierno de Nuri al Maliki. El gobernador de la provincia de Nayaf, sin embargo, identificó a los rebeldes como sunís, que planificaban atentar durante la festividad chií de la Ashura, que se celebra estos días.

En el 2005, el entonces líder de Al Qaeda en Irak, el fallecido Abú Musab al Zarqaui, emitió un comunicado en el que instaba a sus seguidores a no atacar a los líderes extremistas chiís que se oponían al Gobierno de Bagdad y a la presencia de soldados estadounidenses en Irak. Uno de ellos era Hasani, un hombre con aires mesiánicos que se proclama el relevo del duodécimo imán chií, el esperado Mahdi.

En plena AshuraFuentes estadounidenses confirmaron que en los combates, que continuaban anoche, murieron los dos tripulantes de un helicóptero que al parecer fue derribado por fuego enemigo. Es el segundo aparato de EEUU que es alcanzado por los rebeldes en algo más de una semana. El último cayó hace ocho días tras el impacto de un misil en Diyala. Los 12 tripulantes fallecieron.

La batalla de Nayaf se ha producido en plena Ashura, el peregrinaje chií a la ciudad santa de Kerbala. La festividad, una de las más importantes del calendario religioso chií, concentra a cientos de miles de personas procedentes de todo Irak e Irán para conmemorar la muerte del imán Husein, nieto del profeta Mahoma, en el año 680. La conocida como batalla de Kerbala supuso la escisión del islam entre sunís y chiís. Prohibida durante la dictadura de Sadam Husein, Irak recuperó esta festividad tras la caída del régimen. Las autoridades han desplegado un impresionante dispositivo de seguridad en torno a Kerbala y en la carretera que la une con Bagdad, para proteger a los peregrinos de posibles ataques de insurgentes sunís. En el 2004 y el 2005, varios atentados acabaron con la vida de unos 250 peregrinos.