EEUU negó ayer ante la ONU las acusaciones de que utiliza la tortura en nombre de la lucha antiterrorista y defendió el trato otorgado a prisioneros sospechosos de terrorismo. Los representantes estadounidenses se vieron acorralados ante la durísima tanda de preguntas que les formuló el Comité contra la Tortura de la ONU, en una audiencia celebrada ayer en Ginebra.

La delegación estadounidense, encabezada por el máximo asesor jurídico del Departamento de Estado, John Bellinger, presentó ayer ante los 10 expertos del comité el informe periódico de Washington, en cumplimiento de sus obligaciones como signatario de la Convención Internacional contra la Tortura.

Los expertos, encabezados por el español Fernando Mariño Menéndez criticaron la inexistencia en EEUU de una ley federal castigue la tortura. La delegación estadounidense alegó que esta cuestión figura en otras disposiciones. "La tortura está clara y categóricamente prohibida por los tratados de derechos humanos y los que regulan los conflictos armados", señaló Bellinger.

Los representantes del comité no parecieron muy convencidos. "Están jugando con las palabras", exclamó Essadia Belmir, la experta de Marruecos. Su colega Guibril Camara, de Senegal, instó a EEUU a adoptar "la definición de tortura incluida en la Convención porque entre ustedes y nosotros son ustedes los que deben de ceder".

SIN LIMITES La ONU estipula que se cometen torturas cuando se infligen "dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de la persona o de un tercero información para una confesión".

Los expertos de la ONU recordaron que la Convención es aplicable también durante los conflictos armados y que no exime a los países que la han ratificado de hechos ocurridos fuera de sus fronteras en los que participen fuerzas bajo su responsabilidad, como pasa con EEUU en Afganistán, Irak y Guantánamo. La sesión seguirá el lunes.