Los fiscales generales de México y EEUU reforzaron ayer la colaboración de sus países contra el crimen organizado a través del Proyecto Gunrunner, un programa que compartirán para el control internacional del tráfico de armas. El país latinoamericano podrá así aprovechar los recursos del Departamento de Justicia de EEUU, que aumentará el control entre los proveedores de su país y rastreará las que sean incautadas a los narcotraficantes en México.

En rueda de prensa, el fiscal general de EEUU, Michael Mukasey, presentó el plan basado en la tecnología E-trace, que permitirá "saber de forma precisa de dónde están viniendo" las armas que usan los cárteles.