Aunque esta semana piensa dar una última oportunidad a la paz por vía diplomática en la ONU, Estados Unidos tiene ya ultimados sus planes de guerra contra Irak, que comenzarán con una fulminante ofensiva aérea en cuyas primeras 48 horas bombardeará al régimen de Sadam Husein con 3.000 bombas y misiles de precisión. Diez veces más que en el mismo plazo de la primera guerra del golfo Pérsico de 1991, para abrir paso al avance de tropas de invasión por tierra que hagan caer al presidente iraquí, según sostenía ayer el diario The New York Times. La siguiente fase será la creación de un protectorado, afirmó la asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice.

Washington está seguro de su triunfo sobre Irak y por ello tiene diseñado el modelo que quiere imponer a esa nación, una vez "liberada de ese terrible régimen", dijo ayer Rice. "Trabajaremos para instaurar una Administración civil iraquí", reconoció por primera vez al diario egipcio Al Ahram , aunque matizó que EEUU y sus aliados "deberán preservar algún tiempo la seguridad, garantizar que no habrá actos de violencia, mantener la unidad del país y verificar que la ayuda humanitaria llegue al pueblo iraquí".

´NO´ A UN GOBIERNO MILITAR

Aunque Rice descartó la instalación de un Gobierno militar en Irak, afirmó que "las fuerzas militares estadounidenses desempeñarán un papel de primer rango" en restablecer el orden, tras la derrota de Sadam.

El Pentágono lleva meses perfilando sus planes bélicos para esta segunda guerra del Pérsico, que según The New York Times será una versión ultratecnológica de la primera, y tratará de reducir al máximo el número de víctimas civiles y aislar, rápidamente, al presidente iraquí de su Ejército. "Quedará claro que no perseguimos al ciudadano de a pie", aseguró una fuente oficial del Pentágono.

La lluvia de bombas incluirá los 700 misiles de crucero Tomahawk que lanzarán los buques de guerra y los bombarderos enviados a la zona por EEUU. Unos 600 aviones de las Fuerzas Aéreas y la Marina tomarán parte en la ofensiva, partiendo desde cinco portaviones estadounidenses y uno británico ya en posición, así como de bases terrestres repartidas por el Pérsico.

Este despliegue de fuerza aérea letal debe durar una semana o menos, pues el Pentágono opina que bastará para que el Ejército iraquí, muy mermado tras la primera guerra del Golfo, se hunda por completo y miles de soldados se rindan. Entonces comenzará la ofensiva terrestre, lanzada desde Kuwait y Turquía. Cuando la infantería llegue a pisar Irak, la campaña aérea habrá bombardeado sin piedad los cuarteles militares del enemigo, sus bases y centros de comunicaciones, los palacios de Sadam y los puntos de mando civiles.

Miembros de las fuerzas especiales de EEUU, como los rangers del Ejército de Tierra, sumarán fuerzas con las tropas aerotransportadas y las unidades de asalto para hacerse con el control de aeropuertos y otros puntos clave dentro del territorio iraquí, con la ayuda de tropas de élite británicas y australianas, aseguró el Times neoyorquino.

LOS OBJETIVOS

Punto crucial en la rapidez y potencia letal de la ofensiva es impedir que las tropas de Sadam usen armas químicas y biológicas contra los estadounidenses, puedan replegarse hacia Bagdad u otras ciudades grandes para escudarse en la población civil y destruir los pozos de petróleo.

El Gobierno de Washington dispone ya de 100.000 soldados concentrados en el Pérsico, que llegarán a 180.000 a fin de mes. Además también ha almacenado allí 7.000 bombas guiadas por satélite y 3.000 guiadas por láser.