Irak se dispone a dar un nuevo paso para recuperar la plena soberanía, perdida en el 2003 debido a la invasión anglo-estadounidense del país. Los 130.000 soldados de EEUU aún presentes en el país se reagruparán en bases militares fuera de las aglomeraciones urbanas, mientras que una fuerza compuesta por medio millón de policías y 250.000 soldados iraquís se hará cargo progresivamente de las bases estadounidenses y las posiciones que controlaban con las tropas de EEUU.

El momento más emotivo se produjo ayer con el traspaso de las 86 últimas posiciones en Bagdad. Los iraquís, además, han recuperado el antiguo Ministerio de Defensa en el centro de la capital.

A partir de hoy, la Fuerza Multinacional debe pedir autorización cuando quiera intervenir en el exterior de los lugares donde se ha acantonado. El Comité de Coordinación de las Operaciones Militares Conjuntas (JMCCO) deberá dar permiso al Ejército estadounidense para que una unidad pueda salir de su base para realizar una operación. El centro, situado en el aeropuerto de Bagdad, ha sido puesto bajo la autoridad del ministro iraquí de Defensa.

El JMOCC está operativo desde el 13 de junio y congrega a altos responsables estadounidenses, los ministros iraquís de Defensa e Interior, los servicios secretos, oficiales de los tres ejércitos iraquís y un representante del primer ministro Nuri al Maliki.

Desde hace varios meses, los iraquís ultiman su dispositivo para lo que pueda suceder después de hoy. "No vamos a lanzar grandes campañas de seguridad que dañan a los ciudadanos, sino operaciones rápidas y puntuales para eliminar a los criminales", dijo el portavoz y director de operaciones del Ministerio de Interior, el general Abdel Karim Jalaf. El traspaso se produce en un momento en el que el país conoce un repunte de la violencia muy significativo.