El número de bajas civiles durante la guerra de Irak es y seguirá siendo incierto, pero lo seguro es que podía haber sido menor. Human Rights Watch ha denunciado que "cientos de muertes se podían haber evitado" si las tropas de Estados Unidos y el Reino Unido no hubieran empleado bombas de racimo.

El informe Lejos del objetivo: la dirección de la guerra y las bajas civiles en Irak asume que los combatientes iraquís provocaron víctimas, al usar mezquitas y hospitales como escondite o actuar bajo vestimentas civiles.

Sin embargo, hasta 1.000 muertes se atribuyen al uso de bombas de racimo por parte de las tropas estadounidenses ybritánicas, que lanzaron 13.000 de estos explosivos compuestos por otros de menor calibre, lo que supone cerca de dos millones de bombas explotadas o aún repartidas por Irak.

La organización denuncia que, de los 50 ataques "de precisión" lanzados por EEUU contra líderes del régimen iraquí, ninguno alcanzó su objetivo y en cambio sí provocaron víctimas civiles.

La denuncia llegó un día después de saber que el Ministerio de Salud iraquí ha abandonado el recuento de víctimas civiles, que Associated Press este verano situó en más de 3.000 personas.