Antes incluso de que la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, partiera ayer hacia Oriente Próximo, la Casa Blanca puso en marcha su estrategia para intentar solventar la grave crisis del Líbano. El plan consiste en tratar de cercenar el apoyo de Siria a las milicias de Hizbulá, que provocaron hace casi dos semanas el conflicto al secuestrar a dos soldados israelís.

Con este fin, Washington trata de reclutar a aliados árabes como Arabia Saudí, Egipto y Jordania, a los que pide que presionen a Damasco para que se distancie de la milicia radical. "Lo que queremos es que Siria corte sus suministros y su asistencia a Hizbulá", señaló ayer el embajador de Estados Unidos ante la ONU, John Bolton.

El primer paso de esta estrategia fue el encuentro de ayer en la Casa Blanca entre el presidente George Bush; el vicepresidente, Dick Cheney, y el asesor de Seguridad Nacional, Stephen Hadley, con el ministro de Exteriores saudí, Saud al Faisal, y el jefe del Consejo Nacional de Seguridad saudí, el príncipe Bandar bin Sultan. Rice retrasó su salida hacia Oriente Próximo para estar presente en la reunión, que se completará con los contactos similares que la secretaria de Estado mantendrá la semana próxima en Roma con representantes egipcios y jordanos.

PROCESO COMPLICADO "Creemos que los sirios escucharán a sus vecinos árabes más que a nosotros", explicó una fuente oficial a The New York Times. Arabia Saudí "quiere que desaparezca Hizbulá y que Irán retroceda", comentó otra fuente al rotativo. Washington intenta capitalizar estos deseos para enrolar a Riad y otros gobiernos árabes moderados en las presiones sobre Siria, aunque algunos analistas estimaban ayer que el plan de la Casa Blanca será complicado sin contactos directos entre Damasco y Washington.

La propia Siria avanzó ayer su disposición "a entablar un diálogo con EEUU, basado en el respeto y los intereses mutuos", según dijo el subsecretario de Exteriores sirio, Faisal al-Meqdad. Sin embargo, EEUU rechazó esta posibilidad. "Siria no necesita que haya un diálogo para saber lo que tienen que hacer", subrayó Bolton. El delegado de Washington ante la ONU añadió que Damasco debe "presionar a Hizbulá para que libere a los dos soldados y deje de disparar misiles contra civiles israelís inocentes".

AYUDA A IRAN La Casa Blanca retiró el año pasado a su embajadora en Damasco y considera a Siria "el principal patrocinador, durante muchos años, de Hizbulá", como recalcó el sábado el propio Bush. El presidente hizo gran hincapié en el apoyo de Damasco a Irán, al haber "ayudado a aportar armas iranís" a las milicias radicales del sur de Líbano.

En consecuencia, la capital siria no figura en la gira de Rice por Oriente Próximo, que incluye entrevistas con el primer ministro isrelí, Ehud Olmert, y con el presidente palestino, Mahmud Abbás. La jefa de la diplomacia estadounidense acudirá después a Roma, para participar en la reunión internacional sobre el Líbano, a la que tampoco ha sido invitada Siria.