Ante el caótico estado en que permanece Irak cuando se cumple un mes de la caída del régimen de Sadam Husein, la Casa Blanca puso en marcha ayer una drástica reorganización de su equipo de administradores de la posguerra iraquí con la llegada a la región de su nuevo virrey, el exdiplomático y experto en contraterrorismo Paul Bremer, y la salida de Barbara Bodine, encargada hasta ahora de la administración de Bagdad y de la región central del país.

"Hay grandes sectores de la ciudad que están en muy mal estado", comentó a The Washington Post un funcionario estadounidense, pero Bodine se defendió declarando al mismo diario que "gran parte de lo que no funciona en Bagdad estaba así antes de esta guerra". La mujer de mayor rango en el equipo de administradores de EEUU añadió que no se marcha con la sensación de haber "fracasado".

No obstante, la delincuencia campa en las calles de la capital iraquí y de otras ciudades del país. Escasea el agua, el suministro eléctrico es más que deficiente y en Basora se teme que se declare una epidemia de cólera.

FIN DE LA BUSQUEDA DE ARMAS

También Garner, el primer virrey de la posguerra, se marchará pronto de Irak, tal vez en una o dos semanas, sostuvo ayer el diario estadounidense, aunque antes debe recibir a su sucesor, Bremer, que ayer aterrizó en Doha (Qatar) en compañía del jefe del Estado Mayor de EEUU, general Richard Myers. También se marcharán pronto los expertos militares responsables de buscar las armas de destrucción masiva, cuya existencia esgrimió la Casa Blanca como argumento para atacar al régimen de Sadam.

Frustrados después de no dar con ninguna de ellas, los integrantes de la Fuerza Especial de Explotación 75 abandonarán el país probablemente el mes de junio, afirmó The Washington Post. Tras registrar laboratorios, fábricas de municiones, búnkeres, instalaciones para desarrollar productos químicos, destilerías y escondrijos subterráneos, este equipo experto no ha hallado rastro de las controvertidas armas, indicó, por su parte, el coronel Richard McPhee.

No obstante, el general Myers aseguró ayer que estas armas quizá estén todavía en manos de unidades de la Guardia Republicana iraquí, que podrían emplearlas contra las fuerzas de las potencias ocupantes del país, EEUU y Gran Bretaña.

DISOLUCION

Myers adelantó que este cuerpo de élite del Ejército de Sadam será disuelto, y que sólo los soldados regulares serán admitidos en las nuevas Fuerzas Armadas iraquís, menos numerosas que bajo Sadam pero de envergadura suficiente para repeler una agresión.