Siria está en el punto de mira de EEUU a consecuencia del asesinato del exprimer ministro libanés Rafic Hariri. Ayer, la Casa Blanca endureció la presión sobre el país árabe y llamó a su embajadora en Damasco a "consultas urgentes" en Washington.

Aunque carece de pruebas, EEUU ve en la muerte de Hariri la mano de Siria, por lo que la brusca retirada de la embajadora, Margaret Scobey, podría ser el preludio del endurecimiento de las sanciones impuestas por Washington el pasado mayo al país árabe, por ayudar a la insurgencia iraquí y a los grupos radicales que atacan a Israel.

Washington ha llamado a su diplomática para mostrar su "profunda preocupación y su indignación" por el asesinato de Hariri, según el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher. El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, insistió en pedir la retirada de los 14.000 soldados sirios en el Líbano. El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó ayer una declaración de condena del atentado.

Mientras el Líbano lloraba ayer la muerte de Hariri, las voces que culpaban a Siria del asesinato se multiplicaban. Incluso Al Qaeda dejó en evidencia al régimen sirio, ya que en un comunicado inusual en internet negó estar implicada en el atentado y afirmó que "la operación ha sido claramente diseñada por agencias de espionaje estatales, como las de los regímenes sirio y libanés o el Mosad israelí".

EL ´NO´ A LAHUD Para la oposición libanesa, la familia de Hariri y muchos habitantes del Líbano no hacía falta que Al Qaeda se desmarcara del atentado, y las referencias a una trama israelí son irrisorias. "Es obvio quién ha sido, ¿no creen?", dijo Saadedine, el hijo de Hariri, a los periodistas. "Nuestro crimen ha sido atrevernos a decir no a la extensión del mandato del presidente Emile Lahud. Este régimen apoyado por Siria es un régimen de terroristas, y ha sido el terror el que ha liquidado a Hariri", declaró Walid Jumblatt, líder druso opuesto a la presencia siria en el Líbano. En una reunión el lunes por la noche, la oposición exigió la dimisión del Gobierno libanés y la retirada de las tropas sirias del país.

La población vivió ayer un día de luto en medio de grandes medidas de seguridad, que no impidieron algunas manifestaciones. En Beirut, decenas de personas intentaron asaltar la sede del partido Baaz sirio, y en Sidón, la ciudad natal de Hariri, centenares de personas se manifestaron coreando eslóganes contra el presidente sirio, Bachar el Asad.

La situación es tan tensa que ni el presidente Lahud ni el primer ministro, Omar Karamé, visitaron ayer la casa de la familia Hariri en Beirut, como sí hicieron personalidades como el ministro de Exteriores español, Miguel Angel Moratinos. La familia de Hariri se ha negado a que el Gobierno organice un funeral de Estado y pretende que las exequias de hoy sean un homenaje popular, sin presencia oficial.

DEFENSA SIRIA Sí acudió a presentar sus condolencias el vicepresidente sirio, quien se defendió de las acusaciones contra Damasco. "Este crimen golpea el sueño libanés de seguridad y paz. Los israelís han asesinado a un pueblo entero, los palestinos, y a toda la región, así que podemos esperar lo peor de ellos", dijo Jadam, en la línea siria de responsabilizar de todo a Israel. La postura oficial libanesa es que el atentado golpea la estabilidad del país y que va en contra de los intereses de su Gobierno.

Mientras, la policía libanesa continúa la investigación del atentado, hasta ahora sin más resultados que la hipótesis, cada vez más fiable, de que se trató de un atentado suicida. La cifra de víctimas subió ayer a 17.